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ALCALDE ACUDE AL ACTO DE DESTRUCCIÓN DE ARMAMENTO DECOMISADO POR LA SEDENA

<strong>ALCALDE ACUDE AL ACTO DE DESTRUCCIÓN DE ARMAMENTO DECOMISADO POR LA SEDENA</strong>

Culiacán, Sinaloa.- El alcalde Juan de Dios Gámez Mendívil y el gobernador del Estado, Rubén Rocha Moya, acudieron a la ceremonia de destrucción de armamento decomisado y puesto a disposición de la Secretaría de la Defensa Nacional, llevada a cabo en las instalaciones de la Novena Zona Militar.

Durante el acto, Alfredo Salgado Vargas, comandante de la Novena Zona Militar, detalló que la destrucción del armamento decomisado corresponde a un total de 297 armas cortas, 295 armas largas, 1,377 cargadores, y 44,095 cartuchos de diferentes calibres en el Estado de Sinaloa.

“Siendo esto el resultado del esfuerzo coordinado con las autoridades de seguridad pública del Estado, autoridades federales y municipales, en reciprocidad trabajamos hombro con hombro para velar por la seguridad de los sinaloenses”, manifestó Salgado Vargas.

El presidente municipal destacó la buena coordinación que existe entre municipio y las instituciones federales, como el Ejército, en las labores de seguridad, las cuales han dado buenos resultados, con la reducción de los indicadores.

Por su parte, el mandatario estatal ponderó la importancia de estas actividades que encabeza el Ejército Mexicano para generar conciencia en la población sobre el riesgo y los peligros que se derivan de las armas, pues son acciones que van a la par de las campañas de donación de armas.

“Esas armas hoy se van a destruir aquí, que fueron decomisadas en diferentes eventos en los que participa el ejército, en donde las decomisan no porque las quieran donar, sino que se las decomisan a los que andan haciendo o son agentes de violencia, que andan en la calle y provocan en violencia, y andan armando, entonces la autoridad actúa y quita, a eso se le llamada decomiso de armas”, pronunció.

Tras ello, las autoridades presenciaron la destrucción de las armas por elementos de la Sedena, quienes utilizando esmeriles industriales procedieron a recortar los fusiles, mismos que acompañados de los cargadores y cartuchos fueron depositados en una fosa para ser cubiertos con concreto.