“NO DEJES PARA MAÑANA LO QUE PUEDES HACER HOY”
Ofelia Segura
¿Sabías que la amígdala es la que nos hace postergar una tarea?
¿Ha escuchado la palabra PROCRASTINAR?, bueno yo te digo qué es y de qué se trata, todos alguna vez hemos padecido de este mal hábito, que retrasa las actividades o posponemos tareas que quieres realizar importantes.
Quizá no te has dado cuenta de este hábito, pero sí es importante que conozcas más allá de este mal y cómo ha afectado a tu vida para alcanzar tus metas y propósitos.
Etimológicamente, “procrastinación” deriva del verbo en latín procrastināre, postergar hasta mañana. Sin embargo, es más que postergar voluntariamente. La procrastinación también deriva de la palabra del griego antiguo akrasia, hacer algo en contra de nuestro mejor juicio.
La procrastinación no es flojera aclaremos, cuando practicamos esta acción nos hacemos daño porque la autoconciencia no hace sentir muy mal, nos damos cuenta que estamos postergando la tarea, sabemos que no hacerla puede ser mala idea, pero aun así lo hacemos, Procrastinar de forma asidua puede tener consecuencias negativas, tanto en nuestra productividad y eficiencia como a nivel de salud física y mental: estrés, angustia, bajo nivel de satisfacción con nuestro trabajo o nuestra vida, ansiedad, niveles bajos de autoestima, sentimiento de culpa etc.
En los últimos años procrastinar ha sido análisis de universidades y psicólogos, ya que se ha observado y se ha determinado como una causa grave en la educación, de hecho, existen muchos libros en el mercado de cómo gestionar el tiempo para combatir la procrastinación, sin embargo, Tim Pychyl es doctor en Psicología, director del Centro de Iniciativas Educativas y profesor del Departamento de Psicología de la Universidad Carleton en Canadá, en sus estudios nos dice que “La procrastinación es un problema de regulación de emociones, no un problema de gestión de tiempo”.
Se trata de un desorden del comportamiento que tiene su origen en la asociación de hechos a realizar el cambio y la incomodidad puede ser psíquica o intelectual.
Muchas personas tienden a procrastinar porque no saben gestionar adecuadamente sus emociones, y el estrés que pueden sentir se termina transformando en ansiedad. Suelen ser personalidades ansiosas, que se distraen, que pueden ver un proyecto como algo excesivamente grande e inalcanzable.
¿Qué pasa en la mente de un procrastinador y por qué procrastinamos?
En una investigación publicada en la revista Psychological Science, se concluye que las personas con tendencia a la procrastinación tienen una amígdala más grande que el resto.
La amígdala forma parte del sistema límbico; su principal función es el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, fundamentales para la supervivencia del individuo. Es la encargada de recibir las señales de peligro potencial y de desarrollar una serie de reacciones que ayuden a la autoprotección.
Las tareas que anteponemos en nuestra vida, son las tareas que no, nos hace procrastinar, son tareas que nuestra amígdala no asocia como tediosas o que dominamos perfectamente, sin embargo, hay tareas que despiertan sentimientos en nosotros más peligrosos o profundos como el miedo y el fracaso o a no saber digerir el éxito y que pueden estar enmascarando problemas como una baja autoestima o problemas de ansiedad.
En cualquier caso, las tareas pueden despertar en nosotros sentimientos o emociones negativas como aburrimiento, ansiedad, inseguridad, frustración, resentimiento y cuando postergamos, la amígdala la asocia tareas tediosas o que no dominamos porque pensamos que no podemos realizarlas.
Por qué puede ser peligroso procrastinar, imagínate que tienes un dolor de cabeza y este es frecuente, y tienes que ir al médico a un chequeo, cuando postergas esta acción puede suceder algo que perjudica a tu salud, otro ejemplo es un área de tu casa tienes líquidos peligrosos y que tienes que poner en un lugar seguro y etiquetarlos, y no lo haces postergas la acción y puede suceder un accidente y así muchos ejemplos.
¿Cómo eliminar la procrastinación y la ansiedad?
Consejos para superar este problema
Usa técnicas de relajación contra el estrés y la ansiedad.
Incorpora rutinas de refuerzo de la autoestima.
Reajusta tus prioridades ante una autoexigencia excesiva.
Lleva un estilo de vida saludable.
Si lo necesitas, ve a terapia.