SOBRE EL CAMINO

Por Benjamín Bojórquez Olea

Guillermo “Memo” Romero: un guerrero que no necesita corona

Guillermo «Memo» Romero no es un político convencional. Es un hombre que, sin importar las circunstancias, continúa dejando una marca profunda en Mazatlán y en la gente que lo rodea. Aunque la reciente elección para la alcaldía no le favoreció, su presencia y su compromiso con el municipio quedaron evidentes.

“Memo” Romero no solo hizo campaña; hizo comunidad. Lo vieron caminar, escuchar y hablar con los habitantes, no desde la distancia de un candidato, sino con la cercanía de un vecino, de alguien que conoce las mismas calles y enfrenta los mismos problemas que su gente. Es esta autenticidad la que hace de Memo un “político de la gente”, alguien que, gane o pierda, sigue siendo un referente de liderazgo y fortaleza.

Durante la campaña, Memo mostró la tenacidad que lo ha caracterizado desde el inicio de su trayectoria. No importa que los resultados no hayan sido favorables, su determinación de construir un mejor Mazatlán es inquebrantable.

En este sentido, comprendió desde temprano que la política no se gana con discursos, sino con acciones, y fue su ejemplo de humildad, perseverancia y compromiso lo que tocó el corazón de los mazatlecos. Muchos líderes vienen y van; sin embargo, él sigue siendo visto como uno de los pocos que realmente se ha ganado el título de «político de barrio», el que nunca perdió el sentido de la comunidad ni el respeto de su gente. Esto es algo que no se mide en votos, sino en el valor irrefutable de la confianza pública que sigue intacta.

A pesar de la derrota, Memo Romero sigue siendo una figura política relevante para Sinaloa, con mucho que ofrecerle a su estado. Lo que sucedió en las elecciones ha sido, para él, un aprendizaje y una reafirmación de su capacidad para seguir adelante. No es común ver a un político derrotado reflexionar y seguir adelante con la misma fuerza, pero Memo lo ha hecho. Y lo hace porque su compromiso no termina en una elección; va más allá, hacia un ideal más grande de servicio y responsabilidad.

Su disposición a sumar fuerzas, a estrechar lazos y a forjar nuevas alianzas —aún con sus adversarios— lo distingue como alguien que sabe que en la política, como en la vida, a veces se gana y otras se aprende.

Es bien sabido que, en esta contienda, tuvo que hacer equipo con figuras y estructuras políticas que, en algunos casos, le restaron más de lo que sumaron. Sin embargo, mostró una paciencia y una inteligencia política que pocos manejan en este escenario. Entendió que su verdadero capital está en la gente, en los ciudadanos de a pie que valoran su cercanía y sus acciones más allá de banderas partidistas. Sabe que lo que construyó en esta campaña es una base sólida, una estructura social de apoyo que difícilmente se desmoronará. Y esa base es lo que ahora lo respalda y lo mantiene en el camino.

La alcaldesa, Estrella Palacios, tendría mucho que ganar si encuentra en Memo un interlocutor dispuesto a colaborar en beneficio de Mazatlán. La paz y la estabilidad de la administración dependen también de esa posibilidad de diálogo, de una reconciliación que Memo está dispuesto a ofrecer por el bien común, porque sabe que el futuro de Mazatlán merece ser defendido desde una posición de unidad y de trabajo conjunto. Romero no se aferra a los resentimientos; al contrario, entiende que el verdadero político debe mirar hacia adelante, hacia las oportunidades de construir y de sumar, aunque haya perdido en las urnas. Esto lo convierte en un político diferente, en un líder que no cierra puertas, sino que las abre para quienes compartan su visión de un Mazatlán más fuerte y mejor preparado.

GOTITAS DE AGUA:

Este no es el final de la carrera política de Memo Romero, sino el inicio de una nueva etapa. Los que lo siguen, los que creen en su capacidad y en su visión, saben que aún tiene mucho que ofrecerle a Sinaloa. Sus seguidores no lo ven como un político derrotado, sino como alguien que, ante todo, ha demostrado resiliencia y firmeza. Su historia no se cuenta en una sola elección; su camino está lleno de retos que ha enfrentado con valentía y de los cuales ha salido fortalecido. No todos los políticos logran despertar el respeto de su comunidad después de una derrota, pero Memo sí, y eso es algo que lo distingue y lo mantiene en pie de lucha.

Sinaloa necesita líderes que, como él, comprendan que la política no es un acto aislado, sino un compromiso que se renueva con cada paso, con cada decisión y con cada reto. Si algo ha dejado claro Romero, es que el verdadero liderazgo no se trata de un cargo o una victoria; se trata de una causa que no se abandona, incluso cuando los resultados no son los esperados. En él, Sinaloa tiene a un hombre dispuesto a enfrentar cada batalla con la convicción de que los ideales son la única victoria que realmente importa.

Porque, al final, Guillermo “Memo» Romero, nos recuerda que la política de verdad no se gana en las urnas, sino en la lealtad y la confianza de la gente, y esa es una victoria que ni siquiera la derrota puede arrebatarle.

“Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos mañana”…

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