
PRESENTACIÓN DEL LIBRO CARTOGRAFÍAS DE NUESTRO PATRIMONIO CULTURAL DE CULIACÁN

Apasionados, tres investigadores, académicos, ciudadanos enamorados de su ciudad, en la que nacieron o a la que llegaron de otros lugares y se naturalizaron culiacanenses, presentaron orgullosamente el libro “Cartografías de nuestro Patrimonio Cultural de Culiacán” ante una nutrida concurrencia, que también ama a su ciudad: los doctores Sonia Beatriz Pérez Garmendia, Daniel Chiquete Beltrán y Jorge Antonio Gastélum Escalante.
La presentación se llevó a cabo en el Museo de Historia Regional de Sinaloa, el espacio ideal. Ahí, el libro número 65 del sello editorial Palabras del Humaya del Instituto Municipal de Cultura Culiacán, fue comentado por tres de los nueve autores que participaron en la convocatoria emitida por el IMCC.
Adolfo Plata Guzmán, director general del Instituto, ofreció la bienvenida a los presentes. Mientras que Jorge Escalante Anaya, jefe de Planeación y Vinculación, moderó la mesa.

“Puesta en valor del patrimonio arquitectónico en planes parciales de desarrollo. Centro Histórico de Culiacán”, es el ensayo de la Dra. Sonia Pérez, en el que destaca que no han sido suficientes los planes institucionales elaborados en 1988 (Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Sinaloa), en 1995 (Secretaría General de Gobierno del Estado de Sinaloa) y 2010 (Visión 2030 del Instituto Municipal de Planeación) para identificar, proteger y recuperar el patrimonio histórico y cultural, cuando se prioriza el valor de uso y comercialización. Las intervenciones existen, señala la arquitecta, como en el caso del edificio de la Dirección de Policía Municipal convertido en el Museo de Arte de Sinaloa (MASIN).

El Dr. Daniel Chiquete Beltrán emocionado con el libro, su contenido y lo que representa para la ciudad y los habitantes de Culiacán, rescata algunas de las reflexiones impresas en su ensayo “Cartografía histórica de los lugares y edificios del Culiacán antiguo como fundamento para una pedagogía cultural de respeto, el cariño y la esperanza”. Cuenta que nació en el barrio de la Colón y, refiriéndose al lugar en que se presentaba la obra, recordó que de chico visitaba el parque y conoció la anterior versión del Museo.

En su ensayo refiere que las personas llevamos en nuestra vida una ciudad que nos ha sido vital, que las ciudades nos forman y en ocasiones nos deforman, la ciudad educadora, la ciudad pedagoga.
Señala que en el mismo nombre del libro se da cuenta de que Culiacán es nuestra ciudad, nuestra raíz, el alma de donde provenimos, en ella está lo que pensamos, lo que sentimos. También expresa que “perder la arquitectura, la cultura material, los símbolos tangibles es atentar contra esa memoria histórica y su respectiva identidad colectiva, que son la esencia del alma de un pueblo”.
Yo no nací aquí, señaló de entrada Jorge Gastélum originario de El Fuerte. Sin embargo, Culiacán le dio cobijo, casa, estudio, trabajo, familia. Casi como referente de su profesión original como ingeniero agrónomo, tituló su ensayo como “El parque de la filosofía: condición de cultivo”. En el que señala que ni la cultura ni los habitantes de un pueblo son como deberían, sino como realmente son.

Y a partir del Parque de la Filosofía, que es real y se encuentra ubicado en Villa Universidad, Gastélum Escalante “filosofa” sobre las subculturas, las personas, las plantas, las aves. Finalmente, dice, los parques serán condiciones de cultivo y al mismo tiempo productos cultivado: “las personas que aman el jardín, su fauna y la vida, son la esperanza de que es posible cultivar en condiciones biofílicas”. Ese parque es una esperanza citadina de amor a la vida.

“Cartografías de nuestro Patrimonio Cultural de Culiacán” recoge las expresiones vivas de nueve autores en diez ensayos en que nos muestran lo que es nuestro, lo que nos pertenece, los espacios, los elementos y los territorios que habitamos y que nos proporcionan nuestra identidad, aquella con la que salimos al mundo a dar la cara.
Como expresó Daniel Chiquete en su apasionada intervención: Culiacán no es sólo el calor y la violencia. Ciertamente es una ciudad que resume el alma de un pueblo bueno y generoso que la habita, la respira, la trabaja, la construye, la hace palpitar y vivir.
