CRÓNICA DE UNA NOCHE DE CONCIERTO EN EL TEATRO PABLO DE VILLAVICENCIO
Con voces de talentos sinaloenses dentro del Festival Cultural Sinaloa 2025
Estaba entre sí, o no de ir al concierto de Noche, Boleros y Son, dentro del Festival Cultural Sinaloa 2025, con la participación de grandes voces sinaloenses, que es sinónimo de darte un apapacho, es casi como premiar a tu alma, poner a trabajar a tus oídos y el resto de tus sentidos.
Sabemos que la música compone los ánimos descompuestos y alivia las emociones, eso sí, nos preparamos casi siempre con ropa cómoda, ese par de zapatos viejos y desgastados que podrán soportar arrimones o empujones porque, aunque nunca se sabe qué podrá pasar durante el concierto, solemos ser precavidos antes de acudir, porque lo peor que puede pasar es sentirte inmóvil y cansado. Aunque aclaro, si llegara a suceder te enojarás por un momento, pero harás todo lo posible para disfrutar de lo que vivirás.
Largas filas, vestimentas coloridas y público de todos los estratos sociales se dieron cita al Teatro Pablo de Villavicencio para gozar de estas emblemáticas voces de cantantes como Sheyla Tadeo, Nadia Yuriar, Karely Esparza, Adrián Varela, José Manuel Chú, Ricardo Rodríguez y el Ensamble Tradicional del Pacífico, que son parte de este concierto de Rodrigo de la Cadena, que también se presentó Su Majestad El Mariachi con el director invitado Samuel Murillo, que junto a la OSSLA conquistaron al público presente.
El concierto está por comenzar, un teatro de luces tenues frente a mis ojos, un escenario espectacular que se sumerge entre los espectadores, generando un ambiente agradable y se logra sentir aún más cuando el movimiento del público se acelera y nos hace estar más cerca uno al otro, los murmullos no cesan, al contrario, hay voces altas y uno que otro grito, diciendo “¡Hacía falta un evento de esta naturaleza!”, “¡Es bonito ver el Teatro lleno!”, “¡Fantásticas voces!”, “¡Viva Culiacán!”, “¡Arriba Sinaloa!”, entre otras frases, que enardecían a la gente.
Por espacio de casi dos horas, el maestro Samuel Murillo que coordinaba los acordes tanto de la OSSLA como del mariachi, mostrando una vez más su experiencia y dominio del escenario, e hizo que todas las personas se unieran en una sola voz para cantar clásicos de un repertorio que abrazaba los corazones del público como “Costumbres”, “Malagueña”, “Simplemente amigos”, “Si nos dejan”, con la que el público emocionado encendió las luces de sus teléfonos para iluminar el icónico teatro, mientras todos se movían al ritmo de cada fragmento.







Los aplausos no pararon y la gente estuvo feliz de ser testigo de esta presentación, en donde los anfitriones y sus invitados se entregaron por completo, en un concierto lleno de nostalgia, que se quedará en la memoria y corazón de cada uno de los asistentes.
Por su parte, todos los cantantes invitados agradecieron la invitación y formar parte de esta experiencia que busca preservar estos temas que han quedado para la historia y llevarlo también a las nuevas generaciones.
De pronto se escuchó: “El sauce y la Palma”, “El Sinaloense”, elevando la temperatura en el recinto que por una noche estuvo dedicado un género musical que vivirá por siempre y así agradecer al público por hacer de esa noche mágica.
Sin duda, la música en vivo siempre será un momento especial, nunca es un mal plan acudir a un concierto, porque es ahí donde dejamos que hable el cuerpo y descansamos los pensamientos, para por fin sentir. Que viva por siempre la música sinaloense.







