
“ES Y SERÁ UN PRIVILEGIO SER SU MAESTRO”

César Martín Galindo, mejor conocido como El Maestro de la Montaña, recibe diploma y medalla como “Maestro Altamirano”
Hoy escuchamos algunos testimonios de maestros que están cumpliendo sus 40 años de servicio, la realidad que vivieron en sus años de docencia y que siguen viviendo, porque no quieren dejar las aulas, por amor a su profesión.
Reflexionaremos en torno a este maravilloso testimonio de vida entrega al servicio de la educación, en este caso, que tuvimos la oportunidad de entrevistar al Maestro de la Montaña, al profesor César Martín Galindo López, director de la Escuela Rural de Concentración en Santa Gertrudis, Badiraguato.
Son 40 años dedicados a la Educación, ¿En qué momento de tu vida decides ser profesor? ¿Fue vocacional o no?
Desde pequeño traigo la vocación de enseñar, de servir, de apoyar. Recuerdo que en mi rancho cuando tenía 13 años hice un Club Social Juvenil, ahí organizábamos eventos para tener fondos para el Día de las Madres, entre otros festejos. Yo tenía a mis compañeros marchando, hacía las escoltas y muchas cosas más, enfocado en servir y enseñar, desde ahí detonó la vocación de ser maestro, se me dio y afortunadamente hoy estoy culminando con 40 años de servicio.
Hoy, Galindo López recibió de manos del gobernador del Estado de Sinaloa, Rubén Rocha Moya y de la secretaria de la SEPyC, Gloria Himelda Félix Niebla, diploma y medalla de honor al mérito docente “Maestro Altamirano”, esto a través de la Secretaría de Educación Pública y Cultura, por su esmerada labor docente desarrollada durante 40 años de servicio de la niñez y de la juventud sinaloense.



¿Es una jubilación o sigue firme en la enseñanza dentro de la docencia?
“Sigo adelante, porque estoy joven y me siento fuerte. Tenemos un gran proyecto para la montaña, en el cual queremos pedir al ciudadano Gobernador que repliquemos el modelo educativo de Santa Gertrudis, Badiraguato y esto no para aquí. Mis alumnos, maestros y todo el personal que integramos hemos hecho buen trabajo y no pararemos en seguir con este método de enseñanza”, comentó el maestro.
Una escuela que le tiene mucho amor, respeto y dedicación… ¿Por qué?
“Quiero hacer énfasis que en la escuela de nosotros no se dicen malas palabras, no se tira basura, no se roba, en donde los muchachos no escuchan música tumbada, corridos y todo eso, porque ahí todos los días reciben una educación, atención a la salud y sobre todo son felices”.
¿A quién le dedica este reconocimiento y de su trajinar de 40 años dentro del magisterio?
A mi familia totalmente. A mis amigos, mis compañeros maestros de la montaña, que hacen un gran esfuerzo diariamente por estar ahí, por estar al pendiente y que realmente tiene una vocación de servicio.


¿Satisfecho con lo que ha logrado?
Siento una gran satisfacción, aparte siento que me lo he ganado, porque en tanto tiempo que he estado allá, he pasado por cosas malas, buenas y peores, pero seguimos adelante.
¿Cómo fue que llegó a Santa Gertrudis?
Llegué en el año de 1984, me fui en avión hasta San José del Barranco, de ahí bajé a La Tuna a pie, caminé por sus calles con una mochila, de ahí una persona nos dio asilo a varios maestros que íbamos. Entonces duré cuatro días ahí en La Tuna y había señor que iba para el rancho Sabanillas, donde yo iba a estar y él se ofreció a llevarme en una tarde lluviosa, en una tarde fría en la cual llegué congelado allá y casi nos llevaba el arroyo, porque creció mucho, entonces ese día fue mi primer día en la montaña, no conocía los cerros.
De tantas historias que usted tiene… ¿Será que lo plasmará en un libro?
Es la idea, presentar un libro, ya lo estoy escribiendo, ahí se conocerá todo lo bueno y lo malo, tantas historias, tantos pasajes que disfruté, aprendí, valoré, más que nada que las nuevas generaciones lo lean y no tengan estos tropezones que nosotros vivimos al estar en la montaña, sin conocer al no respetar el contexto a veces, o al equivocarnos en situaciones que, gracias a Dios, yo salí avante, tuve accidentes, casi me picaba alguna víbora, que me tumbaban las mulas y tantas cosas más, que ahí plasmaré en el libro.




Y sobre la figura tuya como maestro y el respeto del alumnado en estos años de docencia ¿has notado cambios significativos?
El respeto bueno… se puede advertir y notar muy fácilmente.
“Yo empecé ejerciendo y era el maestro Martín, con el paso del tiempo pasé a ser el profesor Martín, sin ninguna duda… ha cambiado, hoy en día soy El Maestro de la Montaña”.
Para finalizar… ¿Cuáles son los logros y nuevos retos que te plantea la reflexión sobre tu experiencia docente significativa?
Para mí, cada día es un logro. Creo que un maestro debe sentir un profundo orgullo por lo que hace. Salir de clase y decir… «Qué bien estuvo hoy» y que ésta, sea una frase recurrente. Los logros están relacionados con la satisfacción de hacer aquello que amamos.